La mayoría de las mujeres está disconforme con su cuerpo, ya que cuatro de cada cinco adultas quisiera cambiar al menos su peso o su figura, y muchas, evitan realizar actividades como ir a la playa o de compras, porque se sienten mal con su físico, siendo la belleza, una pesada carga de sobrellevar, no se registraron distinciones entre altas, bajas, gordas, flacas, rubias, morenas, orientales y occidentales. «Más allá de los estereotipos: reconstruir las bases de las creencias sobre la belleza» se ubica sobre el origen y el desarrollo de la autoestima y el impacto de los ideales de belleza en la vida de las mujeres y las adolescentes. La satisfacción con su apariencia está estrechamente relacionada con la autoestima. El 14% de las mujeres y el 19% de las adolescentes tiene baja autoestima. La correlación entre la satisfacción de una mujer con su aspecto físico y su propia estima es evidente, siendo la belleza un factor tan importante, que afecta sus sentimientos de autovaloración y sus capacidades respecto a la forma en que se desenvuelven en la vida. Es importante ayudarlas a superar estos estereotipos de belleza dañinos para llegar a adoptar formas más auténticas y positivas de sentirse lindas». Los datos indican que cuando una mujer tiene una visión positiva de sí misma, es porque se siente conforme con su cuerpo, más seguras, queridas, saludables e inteligentes, características que promueven una actitud de mayor compromiso con la vida. Cuando tienen baja la estima, esto redunda en sentimientos de agobio e inseguridad y adoptan una actitud desinteresada y evasiva. Las mujeres argentinas, en especial las adolescentes, son las que más asocian la autoestima con la popularidad. «Se toman modelos pero sin una base de contenido sólida, por eso cambian. Son imágenes estelares que fascinan por su brillo, pero no son reales, son imposibles». Las mujeres heredan un complejo de inferioridad social que tiene que ver con que la cultura espera que sean permanentemente Eva con la manzana, que no salgan del lugar de objetos. Cambian la cocina por el servicio militar obligatorio porque estar en línea es el servicio militar. De todas maneras, hay un deseo de cambio para las generaciones futuras: el 90 % de las mujeres considera que es importante que las adolescentes se involucren de manera activa en la construcción de una imagen corporal realista y saludable. ¿El mensaje? «Liberemos a la próxima generación de los estereotipos de belleza». Mirar a las mujeres reales Todas, incluso las que aceptan que jamás se parecerán siquiera a una top model, interpelado el ideal de belleza con los avisos que muestran a mujeres perfectas, las producciones de moda con chicas a las que todo les queda bien, las vidrieras que muestran ropa en talles minúsculos. En el último tiempo venimos viviendo la crisis de la delgadez extrema y la apología de las curvas, pero las mujeres saben que es otro espejo falaz: las ultraflacas fueron reemplazadas por las curvilíneas, pero sólo por aquellas que tienen sus redondeces en el lugar indicado. La pancita, las caderas anchas, el pecho chato o caído, la celulitis, los granitos, las arrugas, las canas y hasta el frizz —algo que no sabían que tenían hasta que la publicidad de champú lo descubrió— son los «males» contra los que se obligan a luchar. Cambiar esos paradigmas llevará mucho tiempo, y es saludable que la propia industria empiece a mirar su ombligo. Y a las mujeres reales. EL MODELO DE BELLEZA Madres e hijas, una relación clave Para comenzar a desarrollar la autoestima a temprana edad, las propias chicas admiten que la influencia más importante que han recibido en sus vidas con respecto a la belleza es la madre. Un motivador actitudinal, un puntapié inicial para que madres e hijas puedan crear espacios de reflexión que les permitan intercambiar opiniones e ideas sobre los cambios que se experimentan durante la adolescencia, lo que piensan de su propia belleza y la belleza en general. «A veces se culpabiliza a las madres por los comportamientos de sus hijas, pero ellas también están atravesadas por el modelo de belleza dominante. Más allá de la charla, la postura y la actitud de las madres también trasmite mucho. Y lo que ocurre hoy en día es que se borran las diferencias de edad. Las niñas se vuelven adolescentes en forma temprana, y las madres atrasan la vejez cada vez más, entonces cuesta ubicarse . Lo que hay que cuestionar es el concepto de belleza, pensar que hay una belleza para cada edad, y articular la belleza interior con la exterior». |